Habíamos olvidado por momentos la mejor versión del Getafe. Esa que vimos justo antes que una pandemia interrumpiera la ‘normalidad’ del mundo y del fútbol. Tras los meses de confinamiento, el equipo de José Bordalás dejó escapar un colchoncito de cuatro puntos que le apeó, a última hora, de poder disputar la Europa League. Pero ante el Betis reverdecieron los no tan viejos laureles. Tanto es así, que los azulones durmieron líderes tras golear (3-0).
Y es que en el Coliseum regresó ante el conjunto andaluz la versión más canina del Getafe. Esa que no da tregua, que no permite respirar al contrario, que convierte en oro todo lo que pisa. El Betis sucumbió en un arranque de envite que ni en sus peores pesadillas imaginaba, incapaz de sacar el balón desde atrás sin que ningún futbolista local le atosigara, provocando el error y posterior pérdida y, en consecuencia, las ocasiones sobre el marco de Joel ―Claudio Bravo anda lesionado―. La efectividad entre los tres palos también fue colosal.
Bordalás aprovechó la jornada intersemanal para dar minutos al supuesto cuarto delantero: Ángel Rodríguez. El canario, protagonista del casting de ‘nueves’ que llevó a cabo el Barcelona el invierno pasado y que finalmente ‘ganó’ Braithwaite, tiene este curso la difícil papeleta de competir con Jaime Mata, Enes Ünal y el Cucho Hernández. La carga de partidos dejó fuera al primero y unas molestias al segundo. El tercero completó el frente de ataque junto a Ángel, que se reivindicó, si es que tenía que hacerlo, en su primera llegada al área heliopolitana.
Fue tras un centro pasado de Cucurella por la izquierda, una peinadita perfecta del Cucho para Nyom y un balón colgado por éste, desde la derecha, cuando el ‘9’, con una fantástica tijera libre de marca, situaba el 1-0 en la contienda. La máxima efectividad local vivió su segundo acto poco después, cuando Cucurella recibió el esférico en zona interior, se la acomodó con la siniestra y trazó con su pierna ‘mala’ un zambombazo que hizo inútil la estirada del guardameta visitante. 2-0 y sensación de superioridad total ante un Betis extenuado.
Los verdiblancos, que tras dos victorias suman ahora dos derrotas, apenas pudieron hilvanar varios pases consecutivos y en ese sentido, la medular ―Maksimovic y Arambarri― y la defensa getafista, encabezada por un soberbio Djené, tuvieron mucho que ver. Nada que reprochar a un cuadro que ya había cerrado el partido antes del descanso, con una contra dirigida por el Cucho tras una pérdida de William Carvalho y ejecutada nuevamente por Ángel. El colombiano, a todo esto, sigue su proceso de maduración imparable: su presión constante, su movilidad y su sensatez ―pese a su juventud― en la toma de decisiones, dan otro aire a la vanguardia de Bordalás.
Dos géneros futbolísticos totalmente opuestos los que se midieron en el Alfonso Pérez y un claro vencedor que sale reforzado y confiando tras la batalla. El Getafe volvió a ser reconocible, ese equipo de autor que no imperiosamente necesita resplandecer sobre el verde para deslumbrar al rival. Sin embargo, ante el Betis sí lo hizo para que el subidón en la clasificación se tiña de azulón.
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